Empiezan las altas temperaturas del agobiante verano Santiagueño para que la población de los Corbalanes sufra la falta de agua, las primeras lloviznas no llegaron a cubrir ni un tercio del resquebrajado aljibe que adorna el enchapado que desagota en él. Don Leo González subsiste día a día con unos cuantos litros del escaso fluido, a pesar de sus avanzados años todavía no puede hacer reverdecer su huerta ya que el suelo se convirtió en un cascaron duro y reseco.
Recibe las semillas del programa Pro-Huerta con tristeza en sus ojos envejecidos porque aún recuerda en sus relatos sus tiempos de agricultor. No tenemos respuesta a sus preguntas, no tenemos solución a tantos escases porque aquí el agua lo es todo. A veces no tenemos agua para tomar, no podemos desperdiciarla en la tierra, cuenta con tono desconsolador.
Aquí el agua no llega, aunque existe una bomba en los Veliz que no da abasto para todas las familias que habitan este paraje a tan solo 30 km de La Banda, ya que primero debe abastecer la localidad donde está la perforación.
Una historia no cambia los destinos de las personas pero a lo mejor llega a los que pueden dar esa ayuda. Por lo pronto la naturaleza siempre sensible al sufrimiento de los más necesitados palea su tristeza con sus cristalinos diamantes de vida en hermosas gotas de lluvia.
Texto escrito por Jorge Gustavo Mattje
Imagen Jose Luis Navarro
Recibe las semillas del programa Pro-Huerta con tristeza en sus ojos envejecidos porque aún recuerda en sus relatos sus tiempos de agricultor. No tenemos respuesta a sus preguntas, no tenemos solución a tantos escases porque aquí el agua lo es todo. A veces no tenemos agua para tomar, no podemos desperdiciarla en la tierra, cuenta con tono desconsolador.
Aquí el agua no llega, aunque existe una bomba en los Veliz que no da abasto para todas las familias que habitan este paraje a tan solo 30 km de La Banda, ya que primero debe abastecer la localidad donde está la perforación.
Una historia no cambia los destinos de las personas pero a lo mejor llega a los que pueden dar esa ayuda. Por lo pronto la naturaleza siempre sensible al sufrimiento de los más necesitados palea su tristeza con sus cristalinos diamantes de vida en hermosas gotas de lluvia.
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Imagen Jose Luis Navarro
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